Crónica de Iván Ferreiro en la Sala Zahora Magestic (Ciudad Real)

Crónica de Iván Ferreiro en la Sala Zahora Magestic (Ciudad Real)

Escrito por: Rebeca    21 mayo 2012     3 minutos

Ferreiro irrumpe con fuerza en la capital manchega y calienta aún más el ambiente de la noche del viernes.

Este viernes, el cantante y su banda continuaban en Ciudad Real, en la Sala Zahora Magestic, su Gira 2012 con Confesiones de un artista de mierda, repaso a toda su carrera en solitario. Dos meses de espera tras la cancelación de la primera fecha del concierto (en un principio el 10 de marzo), y alguna que otra subida en el precio de las entradas, les ha costado a los ciudarrealeños la visita de este grande.

Pero ni esto, ni el seco calor que el viernes inundaba la capital manchega, pudieron impedir que, una vez más, el gallego llenase una sala con un público de lo más variado, que abarca desde fieles nostálgicos que le siguen desde su comienzo en Los Piratas, a nuevos jóvenes, casi adolescentes, a los que está empezando a cautivar.

El primero en aparecer en escena fue Emilio Sáiz, que nos presentó algunos de los temas de su nuevo proyecto Nothing Places. Dio así paso a Iván y al resto de la banda, Amaro Ferreiro y Pablo Novoa (a las guitarras), que aparecieron triunfalmente a la vez que sonaba la melodía de la “20th Century Fox”. Ferreiro se abrió paso con Extrema Pobreza, tema suave pero cargado de sentimiento furioso, tónica general de su música, lo que marcó el primer subidón de la noche. Continuando con una mezcla entre sus canciones en solitario y temazos de Los Piratas, como Años 80, Promesas que no valen nada, o M, una grata sorpresa esta última, por cierto. No nos dejó sin escuchar Toda la verdad o Días azules, algunos de sus clásicos en solitario más conocidos, pero que sin embargo no cupieron en este recopilatorio de Confesiones de un artista de mierda. Sonaron Turnedo, Rocco Sigfredi, Canciones para el tiempo y la distancia o N.Y.C., entre otras.

Compartiendo teclado, escenario y copita de buen vino, a Iván se le notaba a gusto, así se apreciaba en esos gestos de niño pequeño con aires de travieso que le hacen tan especial, sobretodo cuando uno va pasando ya de los cuarenta. Aunque simpático y enérgico en su interpretación, la timidez que le define no le dejó interactuar mucho con los presentes, aunque sí sondeó si preferíamos escuchar una versión de Pereza o de los Lori Meyers, ganando estos últimos por unanimidad. Escuchamos así de su garganta un gran tema, como es Explícame (cómo concilias el sueño…).

Como vemos, no dejó ninguna carta por echar: un extenso repaso a su carrera en solitario y guiños continuos a Los Piratas, siempre tan demandados y causa, en parte, de este último trabajo recopilatorio. Cerró así, al teclado, con Mi coco y El equilibrio es imposible. Y aunque el balance es por supuesto muy positivo, se me permitirá, espero, después de tanto halago, una queja a este grande: no acabo de entender la ausencia de SPNB.

Al salir, escuchábamos de fondo Last Dance, que sonaba a homenaje a Donna Summer. La cantante nos dejó el pasado jueves a causa de un cáncer; bonito, por tanto, el gesto.

Fotografía | María Cabello


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