Crónica de la XXXVII edición del Festival Flamenco Castillo del Cante de Ojén (II)

Crónica de la XXXVII edición del Festival Flamenco Castillo del Cante de Ojén (II)

Escrito por: Curro Arenillas    10 agosto 2011     3 minutos

Con el respetable aún comentando las exquisitas maneras de Pilar Bogado comenzaba la actuación de Luis de Córdoba, figura con una señera trayectoria a la que se esperaba en Ojén tras una prolongada ausencia de su cartel. Llegó de la mano de Manolo Silveria, uno de los tocaores más apreciados en el festival, y arrancó con clase, interpretando nada menos que la vidalita de Marchena que Morente registrara de manera magistral junto a Sabicas.

A continuación vendrían una seguiriya que comenzó con toná y liviana, unas alegrías en la que el maestro se permitió introducir una jota, malagueña, tientos-tangos y unos fandangos con letra propia que, no sin razón, establecían un cierto paralelismo entre los artistas y las ‘mujeres de la vida’. Sin desmerecer la actuación de Silveria, que supo seguir con elegancia a Luis de Córdoba a la hora de interpretar los cantes, sí conviene poner de relieve un cierto conformismo por parte del cantaor, ya que se esperaba algo más de entrega después de tantos años sin pasar por el festival, aunque esta circunstancia no le impidió cantar media granaína y unos tangos de Córdoba por petición popular.

Superado el descanso, el escenario fue para una ilustre vecina de Ojén, Fina La Churruca, que con su polivalente cuadro, en el que destacó el cante de Francis Bonela, encandiló al público ejecutando una seguiriya y unas alegrías. Poco después, sin demasiado ruido como acostumbra a hacer, Mayte Martín apareció sobre el escenario del Festival Castillo del Cante junto a su inseparable Juan Ramón Caro, otra guitarra destacada de nuestros días. La de Badalona comenzó deleitando con malagueña y granaína para, como hicieron todos los artistas de la noche, entregarse a unos fandangos en los que figuraban letras de Lorca.

Con la serrana llegaría el recuerdo a Enrique Morente, profundamente admirado por Martín y por la concurrencia, que vitoreó luego a la cantaora cuando mostró la camiseta con la efigie del maestro. Una guajira de Valderrama, y la interpretación de dos clásicos como Un compromiso y Ten cuidao a ritmo de bulerías, redondearían la actuación de la artista, tan sobria como personal y en la que se dan cita impresionantes cualidades, aunque cierto purismo mal llevado no sea capaz de asimilar su propuesta.

Finalmente, el encargado de cerrar la velada fue el onubense Arcángel, muy apreciado en Ojén tras pasar en varias ocasiones derrochando entrega por su festival. Con el imprescindible Miguel Ángel Cortés a la guitarra, Arcángel evidenció que ha adquirido madurez desde sus últimas apariciones por esta cita, lo que unido al conocimiento de los cantes del que siempre ha hecho gala, da lugar a actuaciones como la que sirvió para poner un exquisito colofón al evento.

Así, el onubense hizo seguiriya, fandangos, tangos, una soleá en la que hubo espacio para el lucimiento de Cortés y unas alegrías antes de terminar nuevamente con unos fandangos de diversa procedencia que remató, como antes hacía todo el que pasaba por Ojén, lejos del micrófono y cerca de un público que espera ya la llegada de la próxima edición del festival.

Enlace | Crónica de la XXXVII edición del Festival Castillo del Cante de Ojén (I)
Fotografía | José Prieto


un comentario

  1. Cifra dice:

    Una crónica muy acertada para una noche de cante magnífica. Espectacular Mayte Martín. Espero con ganas la siguiente.

    Saludos!