‘Morir en el bien, vivir en el mal’ de Saratoga – Regreso en cuerpo y en alma

‘Morir en el bien, vivir en el mal’ de Saratoga – Regreso en cuerpo y en alma

Escrito por: Francisco Reina   @AltFloyd    24 junio 2016     2 minutos

A mediados de mayo uno de los grupos de heavy metal insignia de nuestro país editaba disco. Con Morir en el bien, vivir en el mal Saratoga se planteó el reto de mostrar a su público que sigue en forma tras la separación y recomposición de los últimos años.

Respiren tranquilos, Niko del Hierro y los suyos no han perdido un ápice de su sonido. Saratoga abre con Perseguido en letra turbia con doble pedal a todo trapo y continúa con el buen maridaje entre guitarra y batería de Mi venganza. Encontramos a un Tete Novoa algo cambiado a la voz, menos personal en los agudos.

La inspirada instrumentación de la canción que da nombre al plástico queda embellecida por cambios de ritmos en el estribillo. El retorno desde el estudio del grupo dura una hora; quizá una menor repetición en según qué temas o incluso algún descarte hubiese compactado el disco en su beneficio.

Recurrente narrativa en el single Como el viento con un amante fallecido y protector desde algún lugar en lo alto. Más pegadiza se presenta Volverá como interesante en su recta final luce El vals de la rosa herida con la colaboración de Aroa Martín (vocalista de Khael).

Saratoga mantiene estructuras musicales similares a lo largo del álbum, del mismo modo en que conserva ‘tics’ artísticos recurrentes en el pasado, señas de identidad propias, conservadores en términos artísticos. La semi-balada que ofrece El ciprés solitario llega algo tarde en el tracklist, si bien presenta galones sonoros.

Otros temas a destacar serían Saliendo de la oscuridad y su atractivo riff o el cierre Etérea con mensaje anti-establishment político y económico entiendo. Con escaso peso épico de la lírica exceptuando honrosas excepciones, Morir en el bien, vivir en el mal suena a Saratoga, a puro Saratoga. Para lo bueno y para lo malo. Nadie puede acusarles de traicionar su sonido o dejar tirados a sus seguidores, pero puede denotarse cierta aversión al riesgo compositivo, en especial si tenemos en cuenta lo extenso de las pistas.

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