¿Por qué Queen decidieron tocar en el Live Aid?

Aunque el concierto de Queen en el Live Aid fue histórico, la banda no siempre tuvo claro si tocar o no.

Fue en 1984 cuando la banda apostó por volver a lo básico con el disco The Works, pero a partir de ahí todo se volvió bastante convulso. De hecho, como reconoce Mark Blake (biógrafo del grupo) en Classic rock, todo había comenzado a desmoronarse e incluso se pensó en no acudir a la cita de Bob Geldof.

En la década de los 80 Queen habían triunfado en Estados Unidos con «Another one bites the dust» y el disco The Game. Pero entonces las ruedas empezaron a tambalearse. El álbum Hot Space de 1982 resultó controvetido para los seguidores que vieron su prominente influencia del R&B y la música disco como una desviación excesiva de sus raíces del hard rock. El fracaso de Hot Space para replicar el éxito de The Game causó tensiones con el sello estadounidense de la banda, Elektra, a quien el cantante Freddie Mercury culpó por no promocionarlo lo suficiente en Estados Unidos. El propio Mercury ya tenía el ojo puesto en una carrera en solitario que se haría realidad con su álbum solista de 1985, Mr Bad Guy.

Lanzado en 1984, The Works marcó el regreso de Queen al rock, con sencillos como «Radio Ga Ga», «I Want To Break Free» y «It’s A Hard Life» reafirmando su poder comercial en el Reino Unido (si no en los EE. UU.), mientras que «Hammer To Fall» y «Tear It Up» los devolvía al rock más duro.

Su renovado éxito fue tal que fue una sorpresa que no aparecieran en el sencillo benéfico de Band Aid «Do They Know It’s Christmas?», lanzado en diciembre de 1984 para recaudar dinero para las víctimas de la hambruna en Etiopía. El propio Mercury no se sorprendió por su ausencia. «No sé si me habrían llamado para el disco, soy un poco mayor».

No hubo tales preguntas el año siguiente, cuando el cofundador de Band Aid, Bob Geldof, se acercó a Queen para proponerles un concierto en Live Aid. Un gran concierto benéfico celebrado simultáneamente en el estadio de Wembley de Londres y el estadio John F. Kennedy de Filadelfia el 13 de julio de 1985, estaba destinado a ser el concierto más espectacular de la historia.

El cartel parecía un quién es quién del rock y el pop, con Paul McCartney, The Who, Led Zeppelin y Black Sabbath reunidos, Bob Dylan y Madonna, todos alineados para aparecer. Y Bob Geldof quería a Queen en el cartel. El único problema era que Queen no estaban tan seguros de querer participar.

«Definitivamente dudamos en decir que sí», recordó el guitarrista Brian May. «Tuvimos que considerar si estábamos en buena forma. Las posibilidades de hacer el ridículo eran muy grandes». Esas preocupaciones se basaron en el hecho de que los miembros de Queen habían decidido tomarse un descanso unos de otros. Si bien tanto The Works como la gira mundial posterior habían sido un éxito, la banda parecía ir en direcciones diferentes, entre ellas la de Mercury, que lanzó como tema de su debut en solitario el tema dance-pop «I Was Born To Love You», en abril de 1985. El resto de Queen se preguntó si lo habían perdido para siempre.

«Freddie se había alejado mucho», dijo May. «Pensé que tal vez no lo recuperaríamos». Afortunadamente, Geldof quería que Queen tocasen y no aceptó un no por respuesta. Cuenta la leyenda que su invitación para tocar en Live Aid decía así: «Dile al viejo maldito que va a ser lo más grande que jamás haya existido…».

Lo que pasó después es historia. Queen se inscribieron para tocar en Live Aid, y mientras Mercury tocaba las notas iniciales de «Bohemian Rhapsody» en un piano de cola frente a 72.000 personas en el estadio de Wembley, sus dudas y temores se evaporaron, junto con la incertidumbre que los había rodeado a principios de la década. En la historia del rock está el concierto que confirmó que Mercury era, y sigue siendo, uno de los mejores cantantes del género.

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