La SGAE asegura el futuro de las nuevas promesas de la música

La SGAE asegura el futuro de las nuevas promesas de la música

Escrito por: Curro Arenillas    25 febrero 2010     2 minutos

De todos es sabido que corren malos tiempos para la música en España, que se traducen en múltiples ejemplos como la falta de espacios adecuados para conciertos, la censura encubierta o no, la ausencia casi general de medios que traten todos sus ámbitos con respeto y conocimiento y, lo que es más importante, la falta de oportunidades para grupos nuevos. Las que hay, obviamente, son para grupos idénticos a otros que, aunque de escasa calidad, han demostrado ser solventes en términos de ventas.

Por otra parte, desde órganos como la SGAE se llama la atención constantemente sobre los efectos de la piratería, que es la que impide el desarrollo y la consolidación de formaciones que aporten otro aire al panorama, y no, como creen algunos malpensados, los beneficios de las discográficas o lo que recauda la sociedad antes mencionada por cada disco que se vende.

Sin embargo, para demostrar que, a pesar de la crisis que padecen algunos mortales, desde este órgano de gestión se sigue velando por el futuro de la música, la SGAE ha dado, hace escasas fechas, un paso importante, que no es otro que asegurar el futuro de las nuevas promesas de este arte, que vienen a ser los miembros de su junta directiva con el omnipotente (y omnipresente) Teddy Bautista a la cabeza.

De este modo, distintos medios nacionales se hacían eco de que el presidente de la SGAE cobrará, una vez que tenga a bien jubilarse, nada menos que 24.500 euros mensuales, que viene a ser lo mismo que la calderilla que percibe actualmente. Por otra parte, a esa cifra habrá que sumar los derechos de autor que, indudablemente, sigue cobrando.

Por ello, no deben extrañarnos las informaciones que hablan de inversiones de la SGAE en Sudamérica encaminadas a la compra y rehabilitación de fastuosos edificios mientras que, como denuncia su comité de empresa, se efectúan despidos por razones de austeridad. Tampoco que se denuncien bodas, bautizos o comuniones en las que se ha tenido la insensatez de poner música sin pagar los correspondientes derechos de autor. Ni que se cierren sistemáticamente salas o se comprometa el futuro de asociaciones culturales, vecinales o de otra índole, ni que los colegios e institutos también entren dentro de esta guerra. Ejemplos no faltan.

Así, no será difícil que con adalides de la cultura como Bautista, Ramoncín o la actual ministra del ramo, Ángeles González-Sinde, vivamos una nueva época de esplendor artístico similar al Barroco, aunque, por otro lado, no se debe descartar que, en un futuro, no podamos usar en nuestras conversaciones frases contenidas en alguna canción o tararear melodías mientras vamos por la calle. Todo sea por la música.

Vía | La Razón


un comentario

  1. Manu Mateos dice:

    Con todos mis respetos, no tengo nada en contra de os derechos de autor. Sí que éstos sean gestionados a través de una entidad privada y de todo menos transparente.

    Y sí de que lo que yo pueda ganar con mi disco se lo tenga que pagar al bisbalín de turno o a la que se muere de hambre. El artista tiene que TRABAJAR para poder vivir de la música, no vale sacar un disco cada dos años (y, en el peor de los casos, de versiones).