Crónica del festival Rabolagartija 2017 – Viernes, 18 de agosto

Crónica del festival Rabolagartija 2017 – Viernes, 18 de agosto

Escrito por: Francisco Reina   @AltFloyd    21 agosto 2017     6 minutos

Corrimos delante de tractores, nos fuimos de rave bosnia, nos unimos al Club de la Sonrisa y casi acabamos 'Bajo el suelo' de cansancio.

El pasado fin de semana tuvo lugar en Villena (Alicante) el joven festival Rabolagartija en su tercera edición. Mestizaje, ska, rock, música de raíz, reggae, punk… Miusyk estuvo en esta indispensable cita musical y así lo vivimos.

El animado ska reggae de Auxili nos recibe al entrar. Ante ellos un nutrido público compenetrado con la banda disfruta de la ocasión. Los miembros aprovechan que actúan (casi) en casa para dirigirse en valenciano a la audiencia. Les siguen Russkaja desde Austria. Ataviados de rojo y negro de pies a cabeza, su contundente ska punk balcánico-festivo pone a la numerosa muchedumbre en movimiento. Incluso logran un mosh pit en Traktor; «en Rusia en lugar de correr delante de toros, tenemos la opción vegana: corremos delante de tractores» cuenta entre risas el vocalista, quien domina algo de castellano. Su espectáculo incluye banderas ondeantes con el símbolo de la paz y temas cañeros como Energia. Contagian al público de su entusiasmo y cierran con una potente versión ska del Wake me up de Avicci: el desmadre.

Los bosnios Dubioza Kolektiv nos pusieron a saltar con su potente electro ska. Rave pirata bajo el solBajamos la intensidad con Arco, un rock de autor alegre con toques melódicos, urbanos e incluso guiños al mestizaje. Suenan limpios y congregan a un público reducido respecto a las dos bandas anterior. La gente se muestra menos animada debido al tipo de música, menos movida. El recinto estalla con los bosnios Dubioza Kolektiv. Tras una divertida azafata digital («se recomienda fumar marihuana en este concierto») el grupo salta a escena vestidos de amarillo y negro, y una música… ¿electro ska? Las miles de personas ante ellos no cesan un segundo de saltar, dar palmadas y corear ante el ritmazo de los europeos. La animada masa se entrega con fervor a las directrices del escenario, también cuando piden un minuto de silencio por las víctimas del atentado en Barcelona de la semana pasada. Tanto su telón de fondo como su mensaje (y una bandera de The Pirate Bay) nos incitan a descargar y difundir música y cultura sin límites legales.

Nos movemos de escenario. Boikot tiene preparada una pantalla gigante -donde mostrarán imágenes y letras de canciones-, pancartas y estrellas rojas colgantes. Su conocido punk rock duro nunca falla y reúne a mucha gente entre pogos y banderas republicanas y comunistas. Inés, Kalashnikov, De espaldas al mundo, Kualquier día, Naita na… tienen buen repertorio para llenar su hora y más. En dos ocasiones lanzan confeti sobre el público. En su caso piden un fuerte grito por las víctimas de Barcelona y contra la violencia. Salen enchufados y así terminan, con el respetable encantado ante sus ritmos pegadizos.

Mala Rodriguez es LA rapera. Puso el festival patas arriba con un directo arrollador entre bailarinas, poses, credibilidad y fuerza. Lo mejorLes siguen los argentinos Todos Tus Muertos y su clásico reggae rock. En relación a otros conciertos del día aglutinan a poca gente, pero los asistentes se muestran muy entregados a la causa, con incondicionales en las primeras filas cantando todo y curiosos más atrás. Muestran brío y ganas sobre las tablas, y su público les responde con la misma moneda. Toda la descarga suena impecable. Caída la noche toca el turno a Amparanoia, con un abanico de luces al fondo como presentación. Su mestizaje de raíz congrega a miles de personas que bailan al son y disfrutan con las interacciones escenario-recinto. De pronto el ambiente ha cambiado: la gente no se apelotona en las primeras filas y prefiere moverse a lo largo del perjudicado césped, disfrutar de espacio y libertad. Con seguidores muy fieles, la estupenda voz de Amparo Sánchez se compenetra con sus multiculturales músicos y suenan muy bien. Una propuesta con mucha personalidad en un marco incomparable para su música.

El mejor concierto de la jornada con diferencia se lo lleva Mala Rodríguez. Con el campo lleno hasta la bandera, cuatro bailarinas con mucho talento y esfuerzo detrás se disponen ante nosotros y comienza el show. Dos pantallas -una grande al fondo y otra menor que ocupa la mesa del DJ- animan el cotarro al tiempo que la artista rompe el festival saltando a escena para júbilo de sus muchos incondicionales presentes. Rap de base electrónica, actitud desbordante y espectáculo propio de la diva que es Mala Rodríguez, la más grande rapera en español con diferencia, la Beyoncé en bambas. Provocadora y digna, enamora a sus fans de inicio a fin con un directo arrollador e imponente. Sus bailarinas cambian cada poco de vestimenta y de atrezzo, incluyendo grandes pistolas de agua con las que riegan al público y banderas al viento. La MC se mueve con soltura y gracia, y el juego de luces ayuda a crear una sensación de fuerza y espectacularidad no superadas en todo el festival. Como punto negativo, el cierre se torno brusco. ¿Problemas técnicos?

Todo fueron sonrisas, buenas vibraciones y alegría en el concierto de Green Valley.
Un acierto claro en la programación
La doble cara del rap; tras la sorpresa llega la decepción con 7 Notas 7 Colores. Pocos espectadores y poco activos, con algunas manos alzadas en las primeras filas. Su rap de la vieja escuela luce regular, con un Mucho Muchacho que no se mata precisamente por dar lo mejor de sí mismo. Más de la mitad de los presenten guarda fuerzas sentados en el césped o aprovechan para llevarse algo al estómago. Buenos scratches y un flow decente pero poco sorprendente firman una hora con más sombras que luces. Con algunos clásicos indiscutibles, 7 Notas 7 Colores tiene más nombre del que puede defender sobre el escenario. Cambio de tercio gracias a Green Valley, que reúnen a mucha gente pese a superarse ya las dos de la madrugada y muy entregada al reggae rock ultrapositivo, con dos grandes pogos promovidos por el cantante y una gran sonrisa colectiva. Sus mensajes optimistas calan en los presentes; esto es lo que Rabolagartija busca en esencia, hermandad, buen rollo y esperanza en un futuro mejor. Los estribillos repetidos son coreados por todos, bailamos y nos movemos sin esfuerzo con la música. Una apuesta diferenciada, acierto claro de los organizadores. En su caso piden un minuto de gritos por las víctimas de Barcelona y terminan con una lluvia de confeti.

En nuestro caso el día termina con The Locos, presidido el show por su gran garrapata hinchable. Mezclan un popurrí de sintonías famosas con canciones propias. Pipi, a la sazón corista y animador de Ska-P, llega a disfrazarse aquí con… gafas de buzo, flotador y un paraguas en la cabeza porque «éste mundo está al revés». Firman un ska veloz y reiterativo, bailable y necesario casi a las cuatro de la mañana. Todavía resiste bastante gente que sigue el ritmo, aunque el cansancio asoma en las caras y en los movimientos de muchos. En las nuestras, por ejemplo, antes de retirarnos a morir dormir. ¡En breve os contaremos cómo se dio la segunda jornada del Rabolagartija 2017! Con Talco, Rozalén, Muchachito, La Raíz…

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