David Gilmour no cree que Pink Floyd fuera una banda de rock progresivo

Es curioso que todo el mundo califique a Pink Floyd como una de las bandas más importantes del rock progresivo, pero que David Gilmour piense justo lo contrario.

En declaraciones a Rick Beato, Gilmour comenta, tras ser preguntado, que «nunca hablamos en Pink Floyd de nuestro estilo musical y tampoco sobre el rock progresivo. Es que ni pensamos que éramos una banda de rock progresivo. Para mí, ese estilo musical lo ejecutan músicos con una enorme formación que tienen la capacidad para tocar su repertorio. Por ejemplo, Steve Howe, un tipo encantador y un enorme guitarrista. Jamás pensamos en esos términos de nosotros mismos».

«Creo que tocábamos ese estilo de música mucho antes de que el rock progresivo fuera popular. Considero que cuando tenía 20 años ya era un viejo que siempre estaba quejándose por todo. Era como «no, no somos así» y todo venía de huir de las etiquetas que, por cierto, en la actualidad son imprescindibles, pero no me gustan nada».

Continúa inicando aclarando otra duda sobre cómo funcionaba Pink Floyd. Siempre se ha pensado que la banda tenía una estructura monolítica, pero no era así. «Más bien, éramos un grupo en el que todos teníamos que estar de acuerdo para grabar algo. Ahora estoy solo y así me tengo que poner de acuerdo conmigo mismo. Estar en un grupo es divertido. Ahí estaba el nombre, Pink Floyd, y eso se convirtió casi en un objeto físico en la mente de la gente de todo el mundo durante muchos años. Era como algo que existe o existió. En realidad, éramos tres o cuatro personas que nos metíamos en un local a tocar nuestras guitarras o un teclado».

«Simplemente, nos teníamos que llamar de alguna manera. Para mí, The Beatles sí eran algo real, pero si te fijas, tampoco es que el nombre de una banda tenga demasiado significado, aunque el nombre sí encajaba muy bien con el grupo. En cierto modo, está bien resguardarse bajo un nombre mientras que todo va bien entre los componentes del grupo y cuando no va bien pues el nombre desaparece y no pasa nada, ni es algo triste, ni hay que arrepentirse de nada. La vida evoluciona y al no tratarse de un objeto físico ninguno de nosotros tenemos el derecho de guardarlo y utilizarlo». Mucha metáfora y mucha realidad. El que quiera entender que entienda.