Ian Anderson recuerda cómo se grabó Aqualung

Ian Anderson tenía claro que Aqualung iba a ser el disco definitivo de Jethro Tull. Él mismo recuerda cómo se adaptó a los cambios del grupo y cómo lo compuso.
En declaraciones a Guitar Player, indicaba que «o era el siguiente paso hacia la fama, o el comienzo del declive, pero algo iba a cambiar». Tras despedir a Mick Abrahams que «se apropió del blues sin formar este parte de nuestra cultura» se contrató a Martin Barre.
Además, Anderson expulsó del grupo a Glenn Cornick y fichó a su otrora compañero de colegio Jeffrey Hammond. «Le hice un regalo de Navidad por adelantado consistente en un bajo Framus, muy mal envuelto, y un amplificador Vox AC30. Me dijo «¿qué se supone que tengo que hacer con esto?» y le dije «pasado mañana te espero en el estudio Basing Street»».
Tras tres discos producidos por Terry Ellis, Anderson aclaraba que no iba a contratar a un productor «enamorado de las sustancias, lo que redujo sensiblemente mi lista de candidatos. Fui a ver aGeorge Martin (que luego produjo a The Beatles) y le dije que estaba luchando para elegir a un productor que me ayudase a grabar el disco tal y como yo quería que se grabase».
«Buscaba a alguien que tuviera tanto autoridad como ideas. En realidad, yo era el tipo más adecuado. Hablamos del tema y George me dijo, posiblemente para evitar que le contratara, que me lanzase al vacío y así lo hice». La aventura no fue nada fácil. Por ejemplo, para grabar «Locomotive breath» Anderson echó a todo el mundo del estudio tras comprobar que las tomas grabadas en directo no estaban al nivel esperado. De hecho, muchos temas, como «Cheap day return», los grabó Anderson en solitario y luego se iban añadiendo los instrumentos.
Además, el estudio fue una antigua iglesia y «la acústica era espantosa, pero la sala donde estaba la mesa de mezclas era terrorífica. Estábamos en una tensión constante, ya que no nos gustaba ese lugar y perdimos un poco los nervios. Creo que no tocamos a nuestro mejor nivel».
«Eso sí, considero que es un disco que tiene muy buenas canciones. El tema que le da título al disco tiene, como cualquier buen riff, una sucesión de notas que se reconoce fácilmente. Además, luego vienen unos acordes de música clásica que no se usaban en el rock. Añade que buena parte de la canción soy yo tocando la acústica y haciendo coros mientras narro una historia. Muchos se quedan solo con el riff, pero no serían capaces de tararear la canción completa. Además, es una canción extraña de Jethro Tull porque no lleva flauta». Martin Barre explicó por qué recientemente.
Volviendo a la entrevista, Anderson comenta que «fue el disco que me cambió la vida. Me permitió editar discos más arriesgados». Resulta curioso que Anderson no indique nada del cambio de letra que lleva a cabo en la actualidad para evitar pagarle los derechos de autora a su exmujer. Tras añadir que siempre la tocará en los conciertos porque «no hacerlo sería como no ir a un concierto de Jethro Tull», debemos añadir que la versión actual no tiene nada que ver con la original, aunque tiene su encanto. Con ella te dejamos.
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