Jethro Tull, crónica de su concierto en el Tío Pepe Festival (15/08/2019)

Jethro Tull, crónica de su concierto en el Tío Pepe Festival (15/08/2019)

Escrito por: David López   @FyDescritura    16 agosto 2019     3 minutos

Ian Anderson se presentaba ayer en el Tío Pepe Festival casi con lo puesto para ofrecer un concierto que causó división de opiniones en el respetable.

Ian Anderson se presentaba ayer en el Tío Pepe Festival casi con lo puesto para ofrecer un concierto que causó división de opiniones en el respetable. Jerez es una plaza de tercera para la mayoría de los artistas. En el pueblo estamos acostumbrados a ver a las grandes bandas, cuando les da por venir por aquí, con un escenario que nada tiene que ver con las grandes producciones que llevan a otras ciudades. Nos callamos porque no nos queda otra.

Lo malo es que cuando viene una estrella del rock, mucha gente va a disfrutar con su música, pero le falta el poder comparar con la producción que sí se puede ver en Barcelona o en Madrid. Esto fue un poco lo que me pasó a mí, que al haber visto a Anderson en diversas ciudades pude comparar y ya se sabe lo que se dice de las comparaciones.

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Mi primera sorpresa fue la ausencia de la pantalla de vídeo. Si bien en algunos lugares históricos está justificada, no era el caso de la pared blanca con una farola de ayer. Que la iluminación estuviera diseñada alrededor de la ausente pantalla no dejó de provocar cierta sensación de vacío.

Comenzó el concierto con una gloriosa «For a thousand mothers» y con un Ian Anderson vestido con una camiseta y unos pantalones cortos. Imaginamos que el calor que él tenía era justo el que no tenía el resto de la banda que lucía su «uniforme» habitual. La voz como últimamente, la banda en esta primera parte pues bastante por encima de las canciones.

Me gustó que Florian le diera a muchos cortes una pincelada a lo Tony Iommi aunque su desgana no nos gustó demasiado en los primeros compases del espectáculo. Ian tuvo algunos fallos con la flauta y Goodier no estuvo demasiado bien en «Bouree». Aquello daba la sensación de ser casi una prueba de sonido en la que Anderson no dejaba casi de empujar a la gente para terminar lo antes posible. Hasta llegó a decir que «Sweet Dream» formaba parte de Benefit.

La fusión entre «My God» y un trozo de «Thick as a brick» ponía fin a una primera parte que dejó sensaciones encontradas en el personal. ¿Serviría el descanso de 15 minutos para salvar los muebles?

La respuesta es un rotundo sí. La versión más dura de «Too Old to rock…» le fue dando la mano a dos de las mejores interpretaciones de toda la noche: «Heavy Horses» (con la ayuda Goodier a la voz) y «Farm on the freeway». Tras «Pastime with good company» llegó el gran final con «Aqualung» y «Locomotive Breath». Entramos en el paroxismo con la banda a tope y con un Anderson bailando como en los 70.

Por aquello del «para eso te pago» a la bodega se le ocurrió subir a dos chicas Tío Pepe mientras la banda saludaba para ofrecerle una copa a los músicos. Tras un brindis, Ian salió corriendo, literalmente, del escenario.

Jethro Tull

Debemos hablar claro. A estas alturas nadie va a dudar que en su ejecución es casi siempre perfecta y que la banda cumple con su cometido. Lo malo es que quizá Anderson ha entrado en una dinámica de estar siempre de gira y de reeditar lo de siempre. Preferiría que se metiera seis meses en el estudio para editar algo nuevo en lugar de volver a verle tocando lo de siempre otra vez. Esta es una humilde opinión de alguien que iría a verlo aunque fuera a dar un concierto de pandereta. Quizá haya que pensar menos en los grandes éxitos y algo más en conectar con el público en lugar de dejar la sensación de que se va a cumplir y listo. A ver en febrero.


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