Miguel Ríos – El último vals (crítica)
Regresa Miguel Ríos con El último vals, un disco que moderniza su sonido y que supone un regreso a su pasado.

La etapa que comenzó Miguel con el magistral 60 Mp3 nos ha permitido ir comprobando cómo el artista se fue ajustando a su nuevo nivel vocal y a la modernidad. Dejó atrás las letras mesiánicas para adentrarse en la descripción de la sociedad más a ras de suelo.
Luego, llegó José Nortes que ha sabido dirigir musicalmente la nave hacia el reconocimiento más que merecido de un Miguel que lleva en esto tantas décadas, y siempre siendo imprescindible, que no somos conscientes del valor de su aportación a la música rock en español.
Respecto al disco, hay un poco de todo. Desde los aires mexicanos de la ya conocida «En la rampa de salida» a los temas más tranquilos, como «Las voces del jilguero», el rock adulto de «Viejos temas, bellas canciones» o «Más dura será la caída» y también hay espacio para las letras más reivindicativas como las de «La buena orilla» o «No es la tierra estúpido, ¡eres tú!». Incluso el tonteo con el blues en «El último vals», o la magnífica «Oro irlandés» que tanto nos lleva a los 70, te permiten apreciar el trabajo que hay detrás de componer canciones que digan algo y que no se limiten a sonar.
Si el disco anterior se centró en los medios tiempos y en lo acústico, el regreso al rock es siempre una grata noticia. Mención aparte nos merece el trabajo con las letras, algunas de enorme calidad literaria, y la producción que permite escuchar cada pequeño detalle en un trabajo que parece haber sido grabado casi en directo.
En definitiva, Miguel está de vuelta con sus tics, su vacileo perpetuo, sus ideas y con todo lo que ha ido formando parte de su rompecabezas. De ti dependerá rendirle tributo, descubrirlo o seguir ignorando su talento.
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