Crónica del concierto de Lori Meyers en la Sala Zahora Magestic

Crónica del concierto de Lori Meyers en la Sala Zahora Magestic

Escrito por: Rebeca    9 noviembre 2011     2 minutos

El sábado pasado tuvimos el gusto de recibir, por primera vez en Ciudad Real, a los granadinos Lori Meyers, una de las mejores bandas de indie pop a nivel nacional del momento. Se les acogió con el mejor de los regalos, el cartel de «no hay entradas» colgaba desde hacía días en la Sala Zahora Magestic de la ciudad manchega. Fueron muchos los que se agolparon en la puerta a ver si podían conseguir entradas de última hora en taquilla. Los ciudarrealeños demostraron así una «alta fidelidad» a los Lori, que reanudaban así de bien la gira de su último disco Cuando el destino nos alcance. Y no decepcionaron.

El tópico del “mejoran en directo” se cumplió para la banda una vez más. Lo dieron todo en el escenario, al que acompañó un público que en todo momento no dejó de sonar, entonando todos sus temas, aplaudiéndoles y animándoles; en fin, agradeciendo y respondiendo con las mismas ganas con las que todo el grupo nos estaba obsequiando. En casi dos horas de concierto Noni y sus chicos nos deleitaron con un repaso a toda su discografía. Su gracia, su carisma y sus clásicos de siempre (temazos de Cronolánea y Hostal Pimodan), ayudaron a un Cuando el destino nos alcance algo más flojito a lo que los chicos nos tienen acostumbrados en sus anteriores trabajos.

Empezaron fuerte, uno de los primeros temas que sonó fue Dilema, que impulsó a romper el hielo. Continuando con un repertorio de lo más variado, aderezado con la chulería y la gracia natural de Noni, que demostró no tener reparos en disfrutar de su música como más le gusta, a golpe de calada y traguito de cerveza, para aclararnos la garganta, claro que sí. Un Alejandro Méndez, algo más tímido que su colega vocalista, también nos hizo vibrar mientras el Noni descansaba y se preparaba para obsequiarnos sentado al teclado, y muy cerca de su público, Castillos de Naipes. Y así, habiéndose metido al público en el bolsillo, dejaron para el final Alta fidelidad y Mi realidad, tema principal del último disco, que dejó a la gente con el gran subidón y ganas de más. En este punto el Noni ya se había quitado la camisa, disparando las hormonas de todo el local.

Respecto a la sala, tengo que reconocer que me sorprendió gratamente, la acústica era muy buena. Además, se estaba bastante a gusto debido a su amplitud y gracias a la disposición descentrada del escenario, que permitía que hubiese espacio para respirar si querías permitirte alguna que otra cerveza, o lo que encartase, para refrescarnos entre tema y tema, pues debido al calor y euforia del ambiente era “estrictamente necesario”.

Fotografía | María Cabello


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