Inauguración con antidisturbios de la temporada lírica en la Scala de Milán
Las puertas de uno de los teatros de ópera más emblemáticos del mundo, el Teatro alla Scala de Milán, se convirtieron el martes en escenario de las protestas que mantienen diversos colectivos contra los recortes de cultura previstos por el Gobierno presidido por Berlusconi en Italia.
A los trabajadores de la propia Scala, teatro que verá drásticamente reducidas las aportaciones públicas a su presupuesto con los recortes, se unieron varias decenas de estudiantes. Las protestas degeneraron en un enfrentamiento abierto que acabó con cargas de antidisturbios y con diez heridos leves.
En el día en el que se poducía la apertura de la temporada lírica de la Scala, las reacciones contrarias a las rebajas en cultura y educación se produjeron también desde la tarima del director de orquesta. Daniel Barenboim, que debía dirigir la primera representación de la temporada –La Valquiria, de Richard Wagner-, leyó un comunicado antes de tomar la batuta.
En dicho texto, Barenboim recordó la protección a la cultura que recoge la Constitución italiana y mostró el malestar que existe dentro del gremio artístico: «En nombre de mis compañeros que cantan, bailan y trabajan, no solo aquí sino en otros teatros, estoy aquí para decir hasta qué punto estamos profundamente preocupados por el futuro de la cultura en Italia y en Europa».
Una protesta cuanto menos curiosa y que deja en evidencia que ni instituciones tan firmemente asentadas como la Scala de Milán son ajenas a las tensiones que la falta de dinero por culpa de la crísis y de los recortes en la financiación pública están provocando en la actualidad.
Vía | Clarín
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