Una lanza a favor del Metal: 1. Paradise Lost

Una lanza a favor del Metal: 1. Paradise Lost

Escrito por: Marc Martorell Ramis    6 abril 2010     3 minutos

No soy muy dado al metal, la verdad. De hecho, soy incapaz de distinguir ni una sola de las derivaciones que a menudo se describen en las revistas especializadas: ‘Death Metal’, ‘Doom Metal’, ‘Gothic Metal’… Soy muy básico. Distingo los orígenes en Led Zeppelin, Black Sabbath, luego AC/DC, Metallica, y a partir de aquí me pierdo. Ellos inauguraron el término Heavy Metal, claro. Actualmente, contemplo anonadado tipos andrajosos y melenudos vestidos con negras y desgastadas camisetas de cadaveras, a veces con collares de perro, incluso con hachas, haciéndose fotos ridículas que parecen sacadas de películas de serie B, y me pregunto: ¿Estos tíos saben lo qué se hacen? Pues cuando escuchas a un grupo como Paradise Lost, piensas definitívamente que sí.


Aunque los metaleros, en general, siempre se han caracterizado por un profundo amor a las guitarras y la distorsión, contadas veces su propuesta me ha parecido atractiva. Se pierden en el medievo, o en historias de vikingos, otras en voces demasiado melódicas o que parece proferirlas un cerdo en tiempo de matanzas, en canciones grandilocuentes con orquestaciones, etc. Pues bien, en la revista Guitarrista de este mes aparece una muy interesante entrevista con Greg Mackintosh, ‘héroe anónimo’ de la banda del Reino Unido Paradise Lost. Con una larga trayectoría de 21 años como formación y 12 álbumes de estudio a sus espaldas, Mackintosh ha contestado extensamente a las cuestiones diversas.

Me gusta leer las opiniones de la gente del Metal porqué son muy minuciosos con sus instrumentos. De hecho, son habituales las giras de un solo músico alrededor del mundo para enseñar a ‘tunear’ el instrumento, los conocidos talleres o ‘workshops‘ –y ahí tenemos el caso de Herman Li de Dragonforce, por ejemplo, que visitó el pasado mes Barcelona y Sevilla. Además, suelen modificar sus afinaciones, y en cada bolo portan guitarras diferentemente afinadas. Este era el caso del bueno de Greg hasta que empezó a utilizar la guitarra de 7 cuerdas de la marca polaca Mayones (de la cual es endorser) para el último disco de Paradise Lost: Faith divide us, death unites us (2009), en el cual se alejan de sus poco populares devaneos con la electrónica, apuntalando un sonido clásico. Este tipo de guitarra te permite mover en una mayor amplitud de escalas, con lo que es muy útil para experimentados guitarristas.

Dice que su hijo de 12 años, el cual lleva dos años tocando, piensa que lo que hacen Paradise Lost es solo ruido, y que le apasiona el rock clásico de Hendrix, Lynyrd Skynyrd y los primeros Sabbath. Este hecho, lejos de hacerle daño, le ha conducido a enamorarse otra vez de su trabajo como solista. Y es esta actitud la que seguramente ha llevado a su banda a llegar tan arriba; ganas de experimentación y de no repetirse. La entrevista finaliza con la elección de Mackintosh de 3 temas claves de su repertorio: As I die, Over the madness y One second. Son esas tres canciones las que me han cautivado para escribir el artículo. Que si las sumas al disco último –todo ello está disponible en Spotify, por cierto– la frase con que acaba el texto de la entrevista cobra un nuevo sentido: ‘Si eres capaz de crear un sentimiento a partir de una sola nota es mejor que intentar meter cuantas más posibles‘.

Vía | Revista Guitarrista


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