Crónica del fin de gira de O’funk’illo en Sevilla

La expresión más de lo mismo quizás nunca tuvo tanto sentido como el pasado sábado en el enésimo concierto que O’funk’illo ofrece en Sevilla. Tras una gira aniversario de sus 10 años, que empezó también en la capital andaluza, llegaban para despedirse delante de la gente que mejor los conoce y más los quiere.

Una desapacible noche en el exterior hacía ver que la sala no se llenaría, pero aún así el público respondió bastante bien, llegando a tres cuartos de aforo. Aunque con los ánimos de la gente un poco menos fiesteros que en el inicio de gira, empezaban a sonar los primeros acordes.

Si hay algo que ha caracterizado a los sevillanos durante todos estos años es la energía que derrochan cuando se encuentran sobre las tablas, algo que nunca les ha fallado y que desde abajo se agradece e incita a acompañarles sin parar de bailar. Pero en los últimos tiempos, y especialmente en esta gira, hay otro detalle menos bueno que también se está haciendo habitual: la falta de repertorio. Con tres discos en el mercado en diez años, resulta ya muy repetitivo que concierto tras concierto sigan siendo casi exactamente las mismas canciones e incluso casi en el mismo orden. Empezar con Riñones al jerez, amagar con irse con Nos vamos pal keli y Killing in the name y volver en los bises con Pata palo (Pata Negra) y Mary Jane.

Un concierto en que los mejores momentos llegaban cuando menos gente había sobre el escenario, como el tema con el que nos sorprendieron teclista y batería al más puro estilo Daft Punk o el ya clásico solo de Pepe Bao, que como siempre dejó claro por qué es uno de los mejores bajistas del mundo. Con un Andreas Lutz que calló más de lo que cantó y sin ninguna colaboración especial, asistimos en resumidas cuentas a un concierto más, con lo mismo de los últimos años. Esperemos que la ilusión de grabar un nuevo disco nos devuelva a unos O’funk’illo capaces de sorprendernos de nuevo.

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